En el año 2001 un antiguo proyecto de explotación de fosfato emplazado en el municipio de Anitápolis, el cual es retomado por el gobierno estatal de Santa Catarina para producir superfosfato Simple Granulado en un área de 300 hectáreas, cuyo objetivo venderse como fertilizante para las agroindustrias dedicadas al monocultivo de soja. Este proyecto es un join venture denominado Industria de Fosfatos Catarinense (IFC) formado por las multinacionales Yara Brasil fertilizantes S.A. (Noruega) y la norteamericana Bunge Fertilizantes S.A. Para hacer viable el proyecto la Industria de Fosfatos Catarinense adquirió 1.8oo hectáreas de terrenos que rodean el yacimiento, donde además se proyecta producir 1.8 millones de toneladas de fosfato y 200 mil toneladas de ácido sulfúrico. Desde el año 2009 el proyecto está paralizado por un fallo judicial contra la licencia otorgada a la empresa, pero sin embargo el gobierno y la minera continúan insistiendo en revertir dicho recurso judicial.