Documento: El sueño negro

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Titulo El sueño negro
Lugar Colombia
Sitio https://www.elespectador.com/noticias/nacional/el-sueno-negro-articulo-406494
Tipo de documento Artí­culo de un periódico, revista o publicación
Tipo documento con relación al conflicto Documentación sobre el conflicto
Fecha 23/1/2013
Creado 21/6/2018
Actualizado 18/12/2024

Descripción

De Valledupar se llega a El Hatillo, un pueblo perdido en la geografía –y echado a perder en manos de las compañías mineras–, por una carretera pavimentada en perfecto estado. Desde San Diego –un pueblito limpio a donde no ha llegado la influencia de la minas de carbón– los puestos militares son numerosos. Hace un par de meses la guerrilla puso entre uno y otro un retén. El verano tiene los pastos de las ganaderías amarillos, las reses esqueléticas y los cañahuates florecidos. Son haciendas que pertenecen a los notables de Cesar. A juzgar por los gigantescos reservorios que han construido para mantener la palma verde y rentable, algunos cultivan palma africana en grandes proporciones. El agua nace en la serranía del Perijá y regaba el valle; hoy los arroyos son hilos de agua. La carretera atraviesa las palmeras de la emblemática Hacienda Las Flores, de don Carlos Murgas, el hombre que ha impulsado las alianzas productivas, modelo de aparcería moderna que tiene tan entusiasmado al gobierno. Al sur están los grandes depósitos de carbón de La Jagua de Ibirico y La Loma, donde están los escarbaderos de Carbones de La Jagua y Cerro Largo, Pribbenow, El Descanso, La Francia, Calenturitas y El Hatillo. Son las gigantescas minas que el Estado ha otorgado a empresas multinacionales: Drummond, Glencore-Prodeco, CNR, desde mediados de los años 80. El carbón sale hoy por tren a los puertos de Santa Marta y Ciénaga, y algunas toneladas caen de tanto en tanto al mar. Varios kilómetros antes de llegar a La Loma, epicentro de minas, se ven, a lo lejos, unas montañas que no se sabe a ciencia cierta si lo son, o si son las sombras gigantescas de un fenómeno geológico extraordinario. Son grises, altas –muy altas–, planas en su cima y están siempre acompañadas por una nube densa de polvillo de carbón. Una imagen lunar. La Loma es un pueblo de 22.000 habitantes, corregimiento del municipio de El Paso, que tiene apenas 6.000 habitantes. Allí nació Alejandro Durán, el juglar de la sabana, que en su juventud fue lo que eran todos los muchachos: vaquero de las grandes ganaderías. La región ha sido marcada por las concesiones. Una real, dada en el siglo XVII a la familia Alzamorano Díaz-Granados, de 52.000 hectáreas dedicadas a la ganadería, y otra hacia 1990 a la empresa Drummond para la explotación del carbón.