Descripción del conflicto minero:
Ubicada en San Miguel de Ixtahuacan, al norte de Guatemala, la mina Marlin de propiedad de Montana Gold Corp, empresa "Junior" de procedencia canadiense fue adquirida por Francisco Gold y luego por Glamis Gold, actual propietaria de la mina, que se encuentra extrayendo oro desde el tercer trimestre del año 2005.
Con gran resistencia de las comunidades aledañas que una vez que se informaron suficientemente sobre los impactos de la minería, mina Marlin ha sido fuente de inspiración para otras comunidades que rechazan la minería en la región y en el país.
Montana llegó ofreciendo desarrollo, empleo y otros beneficios que nunca cumplió. Es la estrategia de las mineras en general, pero especialmente las "Junior" que sin gran capital y con métodos ilegítimos presiona y corrompe a autoridades, amenaza a líderes, aparte de contaminar y amenazar el ambiente y la salud de las personas, pues no invierte en tecnología para reducir la contaminación.
Es una operación de mediana dimensión, esta ubicada en un sector alto donde existen fuentes a agua que se ven amenazadas por las operaciones de la empresa. Cabe señalar que en esa zona de Guatemala no han existido tradicionalmente actividades mineras.
Las incumplidas promesa de desarrollo y de responsabilidad ambiental, fueron siempre cuestionadas por la población que desde el 2004 se opusieron a la concesion por los riesgos ambientales involucrados, en una zona agrícola sin tradición minera.
Producto del funcionamiento de la mina Marlin en el municipio de San Miguel de Ixtahuacan, en Sipacapa, un municipio aledaño donde Marlin pretende ampliar sus operaciones, realizó una consulta comunitaria rechazando la minería es ese municipio.
Desde ese momento y hasta la fecha como actitud de rechazo a la minería que intenta explotar yacimientos en varias regiones de Guatemala, se ha realizado una cantidad importante de consulta ciudadanas que han tenido como resultado un elevado rechazo popular a la actividad minera: 6 en San Marcos y 14 en Huehuetenango, (fuente: COPAE)
Además de los daños de contaminación, consumo de agua y toneladas de polvo en suspensión, se han sumado con el tiempo las consecuencias de las actividades indirectas, como el paso de unos 40 camiones al día, que han provocado que, hasta ahora, 57 casas en aldeas cercanas a la mina sufran grietas en sus paredes. A pesar de que las casas se empezaron a rajar desde el inicio de las operaciones mineras, la compañía descarta cualquiera relación.