El proyecto minero Peñasquito, propiedad de la empresa Newmont-Goldcorp, se ubica en el noroeste del estado de Zacatecas,14 kilómetros al este del pueblo de Mazapil. El proyecto tiene una vida útil de 30 años a partir del 2006, se compone de dos tajos a cielo abierto (peñasco y chile colorado) y se estima que sus reservas ascienden a 17.4 millones de onzas de oro; 1,046 millones de onzas de plata; 15,534 millones de libras de zinc; y 7,062 millones de libras de plomo (Goldcorp, 2014). El valor total de estas reservas es de 40,965 millones de dólares según precios establecidos en el reporte de la empresa, esto varia con respecto a los precios de cada año.
El conflicto tiene su origen en el año 2009, cuando los campesinos de las comunidades de Las Mesas, Cedros y Palmas Grandes bloquearon los accesos de la mina Peñasquito. El motivo se derivó de los daños que la empresa había ocasionado a un camino rural por la construcción de una presa de jales. Además, estaban inconformes por los acuerdos de ocupación de tierra que se habían firmado desde el 2006 por 7,971 ha, al considerar que fueron engañados, en una clara relación desigual entre los ejidos y la minera Peñasquito.
Los ejidatarios de Cedros recurrieron a la asesoría legal de José Narro y Felipe Pinedo, representantes de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y el Frente Popular de Lucha de Zacatecas, respectivamente. Con ello, demandaron a la empresa un pago similar al que ésta otorgaba a los ejidatarios de los Filos en Guerrero. El 22 de junio de 2009 el ejido Cedros logró que la minera accediera a un pago de 3 millones de dólares anuales, de los cuales, uno seria para impulsar proyectos productivos.
Los ejidos El Vergel y Cerro Gordo también demandaron un mejor convenio con la minera, alcanzando un acuerdo en 2013 para El Vergel y en 2015 para Cerro Gordo. Es importante señalar que los acuerdos se firmaron bajo acciones de coerción y coacción por parte de la empresa. Se realizaron sin la información técnica sobre el uso del agua, la contaminación, los daños ambientales y los daños a la salud que podría generar la operación minera. “En pocas palabras, fueron engañados con promesas de progreso y desarrollo: les aseguraron que la mina iba a mejorar su calidad de vida (Uribe, 2019). Les entregaron pagos a los ejidatarios de hasta cincuenta centavos por metro cuadrado. Asimismo, se estima que por cada mil dólares de minerales vendidos la empresa obtenía de ganancias aproximadamente 999.82 dólares y las comunidades sólo recibían 18 centavos de dólar (Garibay. 2010).
Los impactos sociales y ambientales comenzaron a sentirse rápidamente. El primero fue el desplazamiento del poblado El Peñasquito en el año de 2007, este se ubicaba encima del yacimiento que la empresa pretendía explotar. De igual forma, el agotamiento del agua fue otro impacto inmediato, en mayo de 2010 se constató que todas las norias relacionadas a la mina Peñasquito se secaron. Algo más alarmante es que la minera les mintió a sus accionistas sobre las concesiones de agua y todo apunta a que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) fue cómplice al poner a remate el acuífero, haciendo informes técnicos con alteraciones que favorecieron a la trasnacional (Garibay, Et. Al., 2014).
La contaminación y devastación ambiental también comenzaron a sentirse al poco tiempo de comenzar las operaciones de extracción. Con el uso de la técnica de tajo a cielo abierto se transformó el paisaje del semidesierto zacatecano, dejando cerros artificiales y un cráter con un diámetro de 1,820 metros (Panorama minero del estado de Zacatecas, 2018). Además, la mina Peñasquito genera 329 mil toneladas de dióxido de carbono por año (Valadez, 2017) y en 2019 fue señalada por contaminar con aguas residuales el acuífero Cedros, que sirve para el abastecimiento humano en la región. Esto ha desatado el incremento de diversas enfermedades: cáncer, conjuntivitis, diarrea, dolor de estómago, ojos rojos, dermatitis, resequedad en la piel, catarro, bronquitis.
Según un estudio médico realizado a 108 habitantes de la región, 104 resultaron con metales pesados en su organismo, entre los que destaca el arsénico, plomo y cadmio (Castro, 2019). De este modo, la conflictividad socioambiental fue aumentando paulatinamente. Cabe señalar, que entre el 2006 y 2010, los ejidatarios que firmaron los acuerdos de ocupación temporal de tierra adquirieron camiones y se incorporaron al trabajo de acarreo de material con la minera, sobreponiendo a los daños sociales y ambientales, inconformidades de carácter laboral y sindical.
El 26 de septiembre de 2016, Construcciones Industriales y Transportistas CAVA SA de CV decidió bloquear los accesos a la mina, en forma de reclamo por el contrato de trabajo de acarreo de material con la empresa minera. Posteriormente, el 01 de octubre nace el Frente de Comunidades Afectadas por la Minería (FCAM). Un año después, en octubre de 2017, habitantes de las comunidades El Vergel y El Rodeo bloquearon nuevamente los accesos a la mina Peñasquito reclamando el agotamiento del agua.
En el año 2018 se presenta un nuevo bloqueo por los mismos motivos. Actualmente, en el 2019, se han presentado diversos bloqueos a la mina, llevados a cabo por habitantes del ejido Cedros, CAVA y el FCAM, inconformes porque la empresa no ha cumplido con los acuerdos establecidos en negociaciones pasadas, además, de pedir una indemnización por el abatimiento de un socavón de agua en la comunidad de Cedros. En las negociaciones ha tenido participación el gobierno del estado de Zacatecas, el gobernador Alejandro Tello Cristerna, y el gobierno Federal a través de la secretaría de gobernación.
Es importante señalar que, en un principio, el yacimiento comenzó a ser operado por la empresa canadiense Goldcorp, pero, en el año 2019 fue adquirido por la trasnacional norteamericana Newmont, especializada en la extracción de oro. De esta forma se dio origen al conglomerado Newmont-Goldcorp.
En la última negociación llevada a cabo el 12 de diciembre de 2019 entre ejidatarios y directivos de la empresa Newmont-Goldcorp, se firmó el plan general de agua para el ejido San Juan de los Cedros, donde se destaca la construcción de una presa de mampostería, la habilitación de dos pozos, una planta potabilizadora y una planta tratadora de aguas negras.
Colaboración de Sergio Uribe.