Diversas localidades (Nonoalco, Naopa, Ixcatlán, Zacuala, Chicalango, Chiconcoac, Tehuizco, Tolago, Malila, Otongo, e Ixcotla) pertenecientes a los municipios Molango, Lolotla, Tlanchinol y Xochicoatlán, ubicadas al norte del estado de Hidalgo, se han movilizado desde hace varios años contra los fuertes impactos ambientales y en la salud de la población que genera la extracción a cielo abierto de manganeso y subproductos de éste, por parte de la empresa minera mexicana Autlán S.A. de C.V que desde 1962 comenzó a operar el proyecto con las unidades Molango, Nonoalco y Naopa
Este yacimiento de manganeso se encuentra entre los más grandes a nivel mundial y su operación ha causado graves daños a la población asentada en las comunidades campesinas e indígenas cercanas a la mina. Por ello, existe un largo historial de denuncias y movilizaciones comunitarias que buscan detener la contaminación que ocasiona la empresa Autlán en la región.
La exposición crónica a los vertidos y polución tóxica que genera este tipo de yacimientos ha sido la causa de daños irreversibles al sistema nervioso de gran parte de la población. Algunos dirigentes campesinos han denunciado que las personas jóvenes aparentan tener más edad por respirar dióxido de carbono y gases contaminantes provenientes de las plantas de procesamiento de la minera Autlán.
De acuerdo a un informe del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), se ha observado un aumento en las enfermedades similares al Parkinson, al detectarse constantes temblores en las personas. Del mismo modo, se ha identificado una disminución en la capacidad intelectual de los niños, entre otras enfermedades. Éstos antecedentes tienen el respaldo de investigaciones realizadas por el INSP.
Las comunidades han denunciado otras alteraciones a la salud, tales como el aumento de cáncer, dolores de cabeza, de ojos, de garganta, diarrea y pérdida de memoria. Asimismo, han denunciado la destrucción de la flora y fauna silvestre local, la contaminación del agua, principalmente de arroyos y manantiales utilizados para el abastecimiento de las familias y para el abrevadero de sus ganados. Otras denuncias se refieren a los derrumbes y daños a las viviendas de la población, la destrucción de carreteras por el transporte del mineral y por las fuertes detonaciones de los explosivos.
A los múltiples daños sociales y ambientales se suma el reclamo laboral, en el año 2003, más de 200 habitantes de Nonoalco tomaron las instalaciones de la minera Autlán exigiendo la inhabilitación y eliminación de la presa de jales como resultado de un fuerte derrame, por lo cual, la empresa accedió, dejando más de 300 desempleados. Es importante señalar que los pobladores afectados por el derrame bloquearon la carretera Federal México-Tampico exigiendo el retiro del dique y una indemnización por los daños ocasionados a las casas.
En el año 2014 se registraron más movilizaciones, en las cuales, se acusó a las autoridades municipales de estar cooptadas por la empresa. En el 2015, vecinos de la comunidad de Nonoalco (Xochicoatlán) paralizaron las actividades de la minera, hicieron una protesta por la fuerte contaminación del Río Claro, los daños a la salud de los habitantes y por 15 despidos de trabajadores injustificados en ese mismo año. En 2016, la comunidad Jamelco (Molango) ratificó su rechazo a la presencia de la minera Autlán en su territorio, debido a que ha sido la causante de graves daños al medio ambiente, al entorno y a la convivencia social de la comunidad.
A finales de septiembre de 2019, dentro de los compromisos asumidos por el subsecretario de Economía Francisco Quiroga con los habitantes afectados, se estableció que se llevaría cabo una auditoría ambiental a la empresa minera Autlán, bajo tres ejes rectores: responsabilidad ambiental, inclusión social y responsabilidad fiscal (El Independiente de Hidalgo, Gerardo Neira 09 de octubre de 2019).