En octubre del 2001, dos años después de la creación de la Zona reservada Santiago en el ámbito de los distritos Cenepa, río Santiago y Nieva de la provincia Condorcanqui, en Amazonas (Decreto Supremo 005-99-Ag), la compañía minera Afrodita SAC solicitó a INRENA la autorización de explorar y explotar 39 concesiones mineras situadas en las cabeceras de los ríos Cenepa y Comaina.
Este proyecto, considerado como incompatible con las condiciones naturales del territorio, fue rechazado de plano en el 2001, mediante la Carta 438-2001-INRENA-J-DGANP, firmada por el entonces Jefe del difunto INRENA, Matías Prieto Celi.
Afrodita no claudicó y tres años más tarde logró que el ministerio de Energía y Minas aprobará el inicio de tres de sus proyectos: Campana I, Comaina I y II. En el 2007, ya en el gobierno de Alan García, y a pesar de la protesta de las comunidades awajún-wampis (quienes temen que la explotación minera contamine los ríos Sawientsa, Comaina, Marañón y Amazonas, así como el Parque Nacional Ichigkat Muja, la Reserva Comunal Tuntanain y la Zona Reservada de Santiago-Comaina), el ejecutivo llegó a la decisión de recortar 69, 829.048 hectáreas del Parque nacional a fin de formalizar las empresas.
Allanado el camino ? y apenas recortada la Zona Reservada ? la minera Afrodita vendió sus concesiones mineras y el cien por ciento de sus acciones a través de contratos de transferencia a Dorato Perú SAC, subsidiaria ?nacional? de la empresa canadiense Dorato Resources Inc., empresa perteneciente al Grupo Cardero. Ni Dorato Resources Inc. ni Dorato Perú SAC han tenido previamente actividad minera.
El gerente general de Dorato Perú es el peruano Carlos Ballón Barraza, responsable del capítulo minero del Plan de Gobierno de Alan García y socio de Abel Salinas, ex ministro de Energía y Minas durante el primer gobierno aprista (1985-1990). Barraza sería también, según reportes de Servindi, dueño de diversas concesiones en la Cordillera del Cóndor.
El pasado 17 de febrero de 2010, el Presidente del Consejo de Ministros Javier Velásquez Quesquén anunció la ?suspensión indefinida? de las actividades exploratorias de la minera Afrodita en la Cordillera del Cóndor. Según informaron las autoridades políticas, la empresa no pudo acreditar el derecho de uso del terreno a ser explorado. La Constitución (art. 71) prohíbe a los extranjeros tener, ni directa ni indirectamente, minas o tierras dentro de los 50 kilómetros contiguos a cualquier tramo de nuestras fronteras (salvo que haya un decreto supremo que lo autorice y en este caso, no existe dicho decreto).
Esta suspensión se efectuó tras varios reclamos realizados por las 52 comunidades nativas que habitan en la Cordillera del Cóndor, quienes denunciaron a Afrodita por contaminar con mercurio y cianuro los ríos Cenepa y Marañon, afectando a más de 13 mil pobladores indígenas.
Sin embargo, todavía no está dicha la última palabra, proliferan las voces que hablan de un tratado binacional minera entre Perú y ecuador para limpiarle el camino a este tipo de emprendimientos.
Luego de una dura batalla legal y después de varios años de lucha y defensa de las comunidades y organizaciones indígenas del Cenepa, el Gobierno regional de Amazonas ha decidido retroceder y anular los permisos que le otorgó a la minera Afrodita para explotar oro en la Cordillera del Cóndor.
Así en diciembre de 2016 el Gobierno Regional de Amazonas anuló la resolución que inscribía territorio indígena y de bosque amazónico como terreno eriazo propiedad del gobierno regional. Luego, el 28 de febrero de 2017, el GOREAM ha declarado improcedente la solicitud de minera Afrodita de constituir un usufructo por posesión sobre ese mismo terreno. Con estas últimas resoluciones, se confirma la actuación irregular y de mala fe de la empresa minera que insiste en explotar oro en esta parte de la Amazonía norte.
Afrodita buscó ingresar en territorio amazónico para explotar oro a como dé lugar. Entre ellos, encontramos que se atentó contra el marco jurídico de protección del bosque otorgándose derechos sobre tierras forestales y zonas de protección, además, como parte de una estrategia que cada vez es más común entre varios actores del sector extractivo, Afrodita se amparó en la falta de titulación de las tierras indígenas y las normas de acceso rápido a tierras para la inversión previstas por los paquetazos ambientales. Afrodita tiene amplio conocimiento del estatus indígena de estas tierras, no obstante incluso así se atrevió a solicitar en setiembre de 2016 el usufructo de posesión sobre el predio que ocupa de manera ilegal, el que fue recientemente denegado por el GOREAM. Durante las últimas semanas cientos de líderes indígenas de El Cenepa y de las cuencas de la zona han reiterado su rechazo a la presencia de la minería en la zona. Según manifiestan, las actividades mineras en sus bosques amazónicos causan impactos ambientales y sociales cada vez más graves. Dichas organizaciones respaldan las acciones de ODECOFROC, organización indígena de El Cenepa, protagonista de la lucha contra la explotación minera en la Cordillera del Cóndor. Los dirigentes indígenas exigen el efectivo desalojo del campamento minero de Afrodita instalado en sus territorios.
No obstante, la empresa rehúsa a marcharse. En un intento desesperado, Afrodita ha logrado cooptar a un grupo de comuneros a quienes llama a “repoblar” la zona de frontera. Afrodita y sus aliados promueven la formación de organizaciones indígenas paralelas que acepten la minería de oro en el bosque, para ello les promete el 10% de sus utilidades.
El escenario de tensión se mantiene en la zona. La presencia irregular de Afrodita y su insistencia en operar fuera de la ley, promueven el conflicto y los enfrentamientos entre indígenas. No en vano, en el 2013, Afrodita fue calificada como la empresa que más conflictos sociales ocasionaba en Perú (Semana Económica 2013), además de encontrarse en la base de los reclamos del pueblo Awajun y Wampis en los lamentables hechos del Baguazo, en el 2009. La situación es preocupante, pues el interés minero en la zona y el desinterés del Estado, para proteger la Cordillera del Cóndor, pone en riesgo a los ríos Sawientsa, Comaina, Marañón y Amazonas, así como la preservación del Parque Nacional Ichigkat Muja, la Zona Reservada Santiago-Comaina y la Reserva Comunal Tuntanain. Los pueblos awajún y wampís solo esperan que el Estado priorice el diálogo para un Ordenamiento Territorial que proteja el frágil ecosistema que custodian para la humanidad de la visión individual y cortoplacista que esconde la minería contaminante. Asi tambien exigen la revision de las concesiones otorgadas a todas las empresas petroleras y mineras existentes en nuestro territorio, por ser incompatibles con sus modos de vida; por haber sido otorgadas de manera inconsulta con las 170 comunidades; por atentar contra la sostenibilidad de ricos ecosistemas en los que desde hace miles de años viven de manera armónica.
El viernes 22 de marzo pasado una treintena de indígenas de las comunidades awajún de Tesh y Kusukumen, que habrían sido manipulados por parte del empresario Jorge Bedoya, habrían querido desalojar a la fuerza y con armas en mano a los más de 120 indígenas awajún que resguardan la zona de la Cordillera del Cóndor ante cualquier intento de avanzar con las actividades mineras.
Recordemos que según Bedoya, gerente de la minera Afrodita, los mineros informales ecuatorianos han tomado prácticamente la cordillera del cóndor, escenario del último conflicto bélico entre Perú y Ecuador en el año 1995.
La presidente de ODECOFROC asimismo señalo que los mismos indígenas que son parte de la Organización Indígena de Desarrollo de las Comunidades del Alto Comaina – ODECOAC recientemente reconocieron en una asamblea general de los pueblos awajún que fueron manipulados y reconocieron que algunos de ellos participan del plan de la minera para reingresar a la zona de la Cordillera del Cóndor.
La empresa Minera Afrodita sería la que está detrás de los recientes incidentes en la zona del Tambo en la Cordillera del Cóndor, región Amazonas. No se habría tratado de una agresión por parte de mineros informales ecuatorianos hacia indígenas peruanos.